martes, 23 de diciembre de 2008

El mundo In vitro 0.05


0.05

La señora se sienta y le cuenta
a la nena
esta historia:

…Entonces, Suspenso, te sigo contando: el muchacho no sabía que hacer, aquella mujer había hecho algo sumamente reprochable: el simple hecho de no haberle dicho nunca tal cosa. Pues, justamente eso era lo que no podía comprender, no le cabía en los sesos el hecho de que su propia madre le negara ese secreto.



Ella siguió manteniendo ese velo que cubre su verdad durante toda su existencia hasta ese día, siguiendo con la tradicional maraña de misterio, de generaciones en generaciones: callar.
Hasta que habló.



Bueno, hecho aquello, mi niña, y Gerardo quedó boquiabierto cuando se enteró: en su familia, todas las mujeres son hermafroditas.



…Y siempre Catalina le dijo, desde siempre le dijo: ¡Epa! ¡Muchachito del carrizo! ¡No te metas a ese río que el agua está cochina!



…Y siempre catalina, luego del sermón, se decía para sus adentros: es por culpa de esas fabricas ¡hijoeputas!
__________¡Hijoeputa, carajo!

El Mundo In vitro 0.04


0.04
I

…como le venía diciendo:
Estas cajas
nos las dan desde que nacemos,
desde que crecemos / aprendemos / nos educamos
maduramos; nos volvemos individuos pensantes
y autosuficientes.

Se vuelve tedioso:
siempre nos dieron la caja esta
y siempre hay que cargarla, siempre:
ahí se meten:
las preguntas importantes
las penas los dolores
las frustraciones y los desencantos;
lo crudo, lo que no se refina, lo impuro.
Allí también se meten:
Las faltas, el ego, las flagelaciones al alma
amontonadas
en frascos tóxicos con un dibujo
de calaverita feliz.


¿Se podrá cargar con tanto peso?
¿Podrá usted?
¿Podré yo?

Da igual.

II

…Y que hay un sitio donde las cajas
se cambian: su peso en Oro (un oro para nada vulgar)

¿Sabrá usted?
¿Ah… sabrá donde está?


Porque aún yo no sé.

viernes, 5 de diciembre de 2008

El mundo In vitro 0.03

¿Quién sabe?… Quién sabe si desde las Pléyades se reirán ahora de nosotros.

0.03

En el año 2012, cuando llegó el que faltaba:

— ¿Trajiste las cosas?
— Sí, sí… ¿Se cercioraron de que estaba nadie allí adentro, no?
— No hay nadie.
— ¡Verga! ¿y quien está?
— Tampoco lo sabemos. Sólo hemos visto a 4; no hay nadie, coño, ya te dijo. Tenemos que ser prudentes… Y temer lo peor.
— Esos cuatro somos nosotros 4.
— Sí, sí… Obvio. ¿Y cuando habrá nadie?
— No lo sabemos aún. / — Aún no lo sabemos…
— No sé.
— Bueno… ¿Entonces? Habrá que pintarla aquí mismo [gesto de lúcida resignación]
— ¡En el patio? ¡Tú estás loco!
— ¿Entonces, cómo coño!
— Pues… ¿y el techo?
— ¡El techo! / — ¡Claro! / — ¡El techo!

...y los cuatro muchachos saltaron al techo en un solo brinco:

— Este techo esta perfecto: acá lo instalamos.
— Sí vale… Mejor que cuando lo del alcalde, ¿No?
— ¡Jajaja! / — ¡Jejeje! / —¡Sí, pobre del guardaespaldas!
— ¡Shhhh!
— ¿Qué pasa?
— Hay bulla ahí adentro [señala con el dedo el techo]
— Bueno-bueno-bueno… Ya está pues: pásame la esponja.
— … / — Toma. / —…

Un luego desde ese instante:

— Ya está: Ahora vamos a ver quien coño se atreve a decir lo contrario.
— Sí, sí. Ahora si que nos jodimos todos.
— ¿Seguro que la cosa funciona como dijiste?
— ¡Claro!
— …Y pues, si no, ya saldrán al mercado los dispositivos anti-antimentira. Nos haremos ricos, ¿no?
— ¡Jajaja! / — ¡Sí claro, jaja!
— Dispositivos anti…
— Jajaja! Sí, los venderemos como supositorios: “Métaselo usted mismo”

Y se fueron de un solo brinco.

Desde esa noche, la gente no pudo mentir más; hasta una semana luego: pasó repentinamente una tormenta de la cual un rayo le cayó encima y volvió la cosa chatarra (¡Gracias a Dios!) pero nadie se dio cuenta en medio de todo ese apocalipsis.

Mucha gente dejó de mentir. El dispositivo instalado en ese techo estaba diseñado con el fin del que mintiera, dicha la mentira se le caían los dedos. Su rango alcanzaba Neptuno, y trabajaba con energía solar.


Fue catastrófica la semana esa.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El mundo In vitro 0.02



0.02


...Ahora, ¿y si hacemos una cosa?:


¿Si pensamos mejor el asunto?
Se divaga; delibera. ¡Delibera!
¿Cuál asunto? / mejor, ¿y si hacemos remolinos?
nos arrevolcamos en toda esta porquería
¿del ya es tarde?

____________Ya es tarde


n o__h a y__ t i e m p o

¿nada?


¿Y si mejor pensamos bien la cosa?
que si la fórmula gloriosa
no tenga tanto tapujo: y se acaba la mentira.


Entonces, el sitio este, el mundo
pasa a ser un intento de bosquejo del pretexto de
todo un mar inmundo de ideas


¡Qué buenas ideas?


Entonces, un espiral
se toma de forma literal y se hacen remolinos
mientras buscamos una solución
en este inertis mundi
que nos disuelva el sistema y
¿Nos quite la culpa?

¿Nos... ¿Cuál culpa?

¿Nos... ¿Qué culpa?

¿Cómo?

-

-

¿Y si mejor no hacemos n a d a?

martes, 25 de noviembre de 2008

El mundo In vitro




0.01

Ahí vienen otra vez
________________Los muchachitos
con su cara de trauma,
de pasma y melancolía, saliendo por abajo del puente.
Otra vez la misma ropa hecha de arapos
pero, con más huecos. Las mismas caras
pero, con más heridas:

- ¡Tendrá algo para ayudarme, señor?
- ¿Me da una moneda, por favor?



Ojala y los hogares
también vinieran en los bolsillos.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Deja de buscar debajo de las piedras
lo que simplemente flota en el aire.

Lo ideal sería
recoger con el aliento
lo que al tacto las manos desconocen.


Te lavaste tu mascara de metal
con aguas de vitriolo
y a tu faz le han crecido amalgamas
que se oxidan, se profanan, se corroen.

¿Aún no se han abierto los ojos?
¿o se han vaciado los ojos a la luz perpleja?
(de nuevo comenzamos)

Busca la lejía, Legión.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

El Gran Secreto.


Antes que Adán, fue Lilian, mucho antes que Eva
y desde entonces,
ahora, y hasta entonces
ella sigue guardando el Gran Secreto

...

Pero, ¿quien sabe?
capaz, a estas alturas
y ya se le olvidó.

sábado, 18 de octubre de 2008

El valor Absoluto


Los recuerdos se revuelven en los mares
caen como gotas
y se disuelven en las fosas del presente.
Entonces,
todo aquello de lo cual se jactan mis convicciones
precipita como un barro negro
y viscoso. Insoluble.

Sale la luna y agita aún más.
Entonces, sea: que se revuelvan las aguas
y del fondo emerge un negro insoluble.
Ahora, todo se vuelve
un mero desastre.

¿Decantar?
¿Destilar?
¿Refinar?
El comienzo se vuelve
la partida.

- ¿Te cercioraste de no haber cerrado las puertas?
Las llaves siempre cambian sus formas.

Salgo de los mares con los pies atados a la arena
El barro viscoso es una mugre que se adhiere y disimula la desnudez.
¿Tus manos me esperaran sobre las piedras del río?
(El barro por muy insoluble,
no soporta el correr de las aguas dulces)
¿O tu mano sin querer buscó la mía
mientras salías, junto conmigo
de aquel desastre?
Fuera como fuese, que sea así.

En tus ojos consigo el resplandor de las raices de la selva
tu piel es la flor exótica que se esconde en el follaje.

domingo, 5 de octubre de 2008

La obra (La Muerte de Acacia)

En honor a José Rafael Pocaterra...



I

Estas falsas y piadosas convicciones ya a Martin lo tenían harto.


¿Piadosas? Discúlpeme: patéticas, lastimeras, como una colmenas de bacterias débiles nacidas del propio desdén de quien no es capaz de activar sus propios mecanismos internos, psicosomáticos, qué sé yo… balurdes manufactureros del convenio cemento/ladrillo; mediocres cuyo entendimiento se esmera en la pura palabra y ni va más allá.

¿La acción? Esa se la dejamos al inhala aire, aquí, al pulmón; la nariz; al come aquí, habla aquí, lame aquí, métete aquí, anda así, toca aquí, sopla aquí y no hagas nada de lo contrario. Movimiento de A a B (flechita) un-dos-tres ¿Acción?

¿Qué es eso?

Y se rasca el ombligo, como si le picara, como si le recordara vagamente ese vínculo sagrado que tiene consigo mismo, el deber de hacer, el sentimiento, la cosa. Se rasca / que si ella, que si su pasaporte, que si no quiero, qué si irá a llover, todo eso / piensa, mientras se rasca y medita sobre las convicciones que ya lo tenían harto.

Eufemiano -para ese instante- pasó a ser un borroso bosquejo mal hecho de una idea maltrecha, un mero soborno justificado por el arte: letras en un guión/oraciones­­/palabras, balbuceos y desatinos, patéticas excusas para hacerse el loco en el asunto cual no tenía vía alterna…

II

Ya el aire olía a impaciencia.
Pronto saldría de su estado contemplativo. Ya eran las 5 p.m. y a Laura (la actriz principal) le quedaba poca paciencia en aquellas tablas, y además, no tenía ningún problema con el performance de su muerte. Él no podía seguir con su dilema existencial con el personaje: el director-escritor refutó, tenía que cuadrar lo de las pistas de sonido, no había tiempo, “el guión se queda así” Al fin y al cabo, a las 7 llegaba la gente a este teatro a ver La Obra, con todas sus expectativas; el arte, el cierre, la cosa… ¡y la cosa era así! no había tiempo de cambiar esa escena: el personaje habla esto y aquello, y lo que habla, lo hace así. El personaje es así, sin más.
Aunque no quisiera, Eufemiano terminaba matando al final a Acacia.

III

Esa noche, Martin interpretaría a un hombre que se vuelve mujer y mata a su propia mujer porque lo engañó con un travesti.
IV

Al terminar, ni aturdidos por la ovación, pero engrandecidos por el buen trabajo hecho, fuéranse las gentes cada quien a lo suyo, hablando de la obra, después de los aplausos, la bulla, la señora que le dio el soponcio, la cosa… y quedaron ellos dos en el camerino, después de idos los demás actores, los técnicos; y el director-escritor, quien se fue, aparentemente satisfecho, creyéndose esto de que su obra fue todo un éxito (a pesar del guión decadente).

El asunto: ver lo que fue en aquel entonces el gesto de liberación más grande, sería como el darse cuenta que las olas del mar son y siempre serán, por el viento; un gesto cobarde, sí, pero bañado más no poder en las aguas de la resignación. Ellos dos, en el camerino, frente a un espejo con bombillos, respirando un aire de talco, ella quitándose el maquillaje: se vieron a los ojos mirando el espejo, y bastó ese momento. Una mirada cargada con todo el poder de la pasión, de la alegría de lo que fue para no ser… de las historias estas, de amores, desencantos, de pasiones y finales atroces. Laura miró a Martín y le dijo, sin susurrar ni tan solo una palabra le dijo, con un brillo enternecedor en sus pupilas, que le fuera grandioso en la vida, que lo amaba y por eso se alejaba, que lo entendía, que por favor él la entendiera; que era especial a un punto indefinible, pero ya nada podría ser, que la luna ya cumplió su ciclo. Todo eso y el reloj sonó. Ella se lanzo a sus hombros, lo abrazó con unas fuerzas que desprendían una luz radiante, y ¡le estampó aquél beso en los labios!, llenos aún de pintura, de mentiras, de deseo… Y justo ese instante, todo esto bastó para que se sellara su agonizante historia.

Ella tomó su pasaporte y se fue, cruzó la puerta dejando una estela en el aire polvoriento, una sutil última caricia que le rozo el rostro a Martín. Se iba a los países del sur por un largo tiempo (tú sabes: que si el teatro venezolano náh, que en argentina la cosa va buena, que en chile va chévere; que si “expandir sus alas”; que si el cine, la vanguardia, la cosa… tú sabes)
Su avión partía en un rato.
V

Esa noche, Martín se quedó en el camerino largo tiempo sin escuchar sonido alguno que no fuera el de su propio dolor: tan funesto, amargo, irremediable… hasta que los de la vigilancia irrumpieran amablemente, luego de dar varias “vueltas”:

Váyase, señor, ya es tarde… al parecer, va a llover a truenos esta noche.

Un Ritual Pagano



I


…eran estas cuatro lenguas, nuestras.

Impregnadas de vino, pretextos de vino tinto -como de sangre- como ese tinto apasionado, volátil, etéreo, ese que se percibe entonces en los ojos de las cuatro miradas como aureolas, estelas: nuestras tres lenguas, a besos, se tentaban con caricias inquisidoras, a saliva y respiros; a ritmos de calor y lujuria. A ritmo sinfónicamente impulsivo, juntaban seis labios, cuatro alientos, ráfagas de viento devorándose el aire alrededor, roces-tacto-efecto (otra cuarta lengua se placía en el lóbulo izquierdo y en el cuello de la de los labios de miel, y sus manos como aceite se diluían entre los poros, al roce de los ojos… su aliento la cubría como un manto) La sangre, hierve a gota viva… emanando como elixires que van vaporeando las pieles, juntas casi diáfanas unas de otras, sudores, confundíanse unos con otros. El roce plácido de las almas, el toque. Los besos que se perdían entre los labios, el muslo sobre la pelvis, los senos, los hombros, el roce entre los pies; nuestros dedos acariciando sus sexos con un hálito maravillado de complacencia… ellas dos (la de los labios, y Ana) llenando de luz las sombras con sus aromas. Los cuellos devorándose las mandíbulas. Trascendencia divina y terrenal. Ritmos corpóreos estremeciendo como esferas de energía la atmósfera… Los gemidos graves, los sutiles, las exhalaciones. Los otros muslos que se rozan; las manos alrededor del torso / a veces torsos pechos senos ombligos manos muslos nalgas, vulvas. Confundíanse en total conveniencia los brazos, a su vez que el fálico deseo se lanzaba a los delirios de las hespérides. Incontrolables: nuestras ocho rodillas, los ojos las lenguas los labios y las manos que se encontraban, enredaban y se fundían danzando sus caminos entre las caricias, las sábanas, los sismos y el hurto a luz de alma, de la razón… Nuestras espaldas, los soplos, las contorciones, los cabellos, las caderas, los senos los gemidos los espasmos la pasión a roce de labios, de barba; de contemplación carne a carne, de sexos, de las sales, sus sabores… del encuentro, los fulgores ígneos que tan bien conocemos -en esos casos-

Y en esos casos, la pena se corrompe.

II


Somos cuatro, almas abstraídas, manifestación de los perpetuos primitivos, luminosos, vibrantes, par de pares ¡sagrado Mándala! Impíos… como nido orgía de serpientes -que están siempre al ras de la tierra, con facultades de agua; pero, siempre a la tierra; de la tierra- y ofreciendo al universo el pragmático ritual (estallido de pasión abrumante, ofrenda de herejes desertores del común convenio, de mística pagana / si se quiere, si se presume les sea así suficiente para entendernos bajo sus velos; desde algunas de las perspectivas, seguro, desde los embauques estos, cínicos convenios que la razón hace al espíritu) ofreciéndole al inicio primero, entonces, a la esencia del caos primogénito, a la creación de la creación, estábamos los cuatro

¡Y te ofrecemos… Vehementes, en total complicidad contigo, junto a ti… Te ofrecemos nuestro caos, Cosmos!

Para entonces decretado al unísono, lo escribimos, hicimos una hoguera a punta de caricias, de aliento, de fusiones; con las manos en la piel… con respiro.

Las cenizas, se las dejamos a la luna y al viento.

III


Para entonces,

no habría mejor forma.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Retrospectiva de los espejos


No se cierran contratos con ausencias
y no se firman con el solo soplo del ¿Qué será?
¿Será?
Será que nos volvimos un tanto más ciegos
un tono más ásperos
habiendonos amarrado los párpados con las mismas pestañas.
Ya aquí NADIE se comprende. No se quieren entender
ni arrancándose las amígdalas; ya eso no basta.
Ni siquiera unos con otros se comprenden
ni uno a otros, ni otro a uno,
ni uno a uno, ni uno a uno-mismo siquiera se desenrreda la maraña
Ya ni se lavan los pies para cruzar otros caminos
(y el barro revuelto ya los confunden a todos por igual)
Si fuera algo como parecido a
algo,
serían como un montón de huellas de gusanos en el cadáver
de una guacamaya.

- ¿Qué de los gusanos?
¡Ya son moscas!
Volando por ahí.

Si seríamos algo parecido a eso,
por supuesto:
Sería como una canción triste-muy-triste!
y una bendición, la muerte.
Bastasen tres últimos soplos para decir:

Existo...

Y ya, se le pasa la maraña a otro.

martes, 16 de septiembre de 2008

El sueño me habló de tu partida; te ibas, con ese gesto en el rostro: como quien se cansa y se va.

El sueño me habló de tu partida
Te ibas
con ese gesto en el rostro / despidiéndote
como quien se cansa y se va.

Caminaste hasta la puerta
Me miraste con el ademán de susurrarme un abrazo
y cruzaste la puerta con prisa.
Eso sí, no miraste hacia atrás.
Todo
fue muy claro.

Me despierto: madrugada
me pesan las ganas de seguir durmiendo.
Por alguna razón no crucé / esa no era mi puerta
y no te seguí. Me quedé
Al fin y al cabo, quien se iba

eras tú

el alma desertora era tú
con todas tus certezas y silencios.
Al final, quien calló
fuiste tú.

Me duermo: el sueño sigue hablando
pero, ya no más de ti.
Mis parábolas no interceptan tu elipse

mis parábolas no interceptan tu elipse

Y te me vas, con esa musiquita de fondo.

lunes, 11 de agosto de 2008

Te veo, te escucho y me doy cuenta del sendo sentido de la estupidez

Ni un cigarrito de
hierbas
borraría / no sé,
ni tal vez
disimularía
ante nuestros ojos

tu aguda estupidez.

Desfibrate la voz
a ver si de repente
-por esta vez-
decís algo bueno.

Si no,
no te calles,
pero procuraré / no sé
entonces capáz ni te escuche
por tanto ruido incoherente

El método


Me hablabas de medusas cíclopes

en tu tono de voz cansada

agobiada de tanto buscar

encontrar

y dudar

Me dijiste claramente

que te gusta el verde de la montaña

que te hacía bien

El frío hace bien

Para calentarse están las manos

un beso en el cuello

un mordisco en los labios...

Pero la diferencia en el método

es clara:

50 cc. de cacao amargo disuelto en leche de vaca

con 100 gr. de manteca de cacao

junto con 250 gr. de azucar

Licor de cacao

unas gotas de etilvainillina

Pimienta

y con la temperatura justa

se bate

se junta

se enfría


...De esta forma concluimos


Las arañas tienen unos colmillos espantosos
Los abren de forma desafiante:
Cuidado y no es una araña mona la que te topas en la sala
muestra sus colmillos venenosos con la mínima vibración

y puede morderte un pié.

Por eso

no vivimos en la selva

sino en una montaña

donde las arañas

son escasas y pequeñitas

y ni se dan cuanta si les guindas la tela hacia otra parte...


Es que,

a nosotros

eso del baygon


No nos convence.


sábado, 19 de julio de 2008

Quien se siente descubierto



Quien se siente descubierto

ahí, sin sus velos y carismas


tiende a huir,


como quien se mira una vieja cicatriz


y se la tapa con la mano para que nadie más la vea


Luego:


se tapa un ojo con esa misma mano


disimuladamente rascando su entrecejo


o toca con sus dedos apresuradamente


alrededor de su boca


como quien pretende


así limpiar


la mentira.



Pasa esto: en la escena, quien descubre


simplemente pretende que el descubierto entienda


que todos tenemos cicatrices


pero sin sus velos huye, y no se percata


de quien le muestra con humildad


sus marcas en la piel.





El contexto es un “perdidos en un laberinto”


Y por desgracia, a quienes conseguimos entre los pasillos aturdidos en delirios y de pisadas marcadas en el suelo


le tapamos nuestra vista consumidos por el cansancio;


hacemos caso omiso a las señales que hacen de jeroglífico entre las paredes de roca


mero cristal rutilado que nos dicen
mira con los ojos


Toca con las manos.



Cargamos un pulpo con el hombro


Su tinta nos identifica


Sus manchas, indudablemente, lo identifican


¿En cual hombro?




- Si respiras, seguro lo verás.





Ahora, quien se descubre


ahí, sin sus peros, ni justificaciones


no tiende a huir, más bien


se contempla, se encuentra


Pero…


¿Quien le va a temer a su propia sombra?



© José Ángel Corona

viernes, 18 de julio de 2008

Las manchas se borran fácilmente


I


Las manchas se borran fácilmente

Lo que no se extingue del residuo,
se lo come el tiempo
su transcurrir,
su transitar;
casi estático…
casi sublime.

Lo que no se borra
se tapa con pintura;
se lava con peróxido;
unos audífonos, si no se quiere escuchar…
La idea no es evadirse,
es estar consiente de su existencia
y esperar a que se desvanezca
el asunto de la mancha en la alfombra -si así se prefiere mejor entender-

O limpiarla,
en el mejor de los casos.

II



A todas estas,
las manchas
tienen grados de intensidad:
Las que se borran con tan solo un soplo.
Con agua, otras se esfuman.
Las que necesitan arena para exfoliar sus cicatrices.
Y las más sutiles, las que no se borran fácilmente:
Las manchas de luz y de sombra.
En estos casos, ni se pretenda tapar al sol con uno
ni dos dedos
y ni use linterna tampoco
Deje que la vista se acostumbre a la penumbra y el brillo
Y bórrela -a la mancha-, mentalmente.
Si se entretiene con las siluetas,
entonces estudie a la mancha.
Si se llegase a reconocer el patrón, en su justo momento
se podrá mover al sol con uno
o dos dedos;
y ya de seguro, la penumbra o la luz
no serán problema.

martes, 15 de julio de 2008

Aquí No ha pasado Nada


EL Inquieto Intelecto

arroja su piedra

y ésta

cae vigorosamente derramada

por las colinas del Ser


Choca y Empuja

todo a su paso...

Arrastra y destruye

mientra va creciendo su manto.


(Inesperados sucesos)

¡Avalan-cha!


Al ver esto,

Intelecto se da la vuelta

y se va silbando.

Tu veneno


Tenerte cerca

es como eso de Eva, la serpiente y la manzana

Tú eres Eva y yo, soy algo así como la serpiente...

A eso jugamos, aunque en esta historia

es a ver quien lanza la primera mordida

Pero, cuidado ¡Y no me muerdas, Lilith!

Tu veneno es más potente

que once mil holocaustos.

jueves, 10 de julio de 2008

Tratado: Del agua que se escurre entre los dedos (I y II)

-¡Objeción!
Esto no es Alquimia
- En eso... Estamos claros.
¿Pa' qué clasificar? hoy en día, eso no se usa ¿Pa' qué es que se usaba?


I

El amor es como el agua:
Es tan necesaria
tan fundamental
que hay para todos.
Que si las manos se unen y hacen un cuenco
y la toman del manantial que surge entre la montaña

ahí esas manos, que beban sus bocas
que calmen su sed.

Si dejan que el agua se escurra entre
los dedos, que se escape torpemente, ahí
sí que nada hacen

Pierden su tiempo

Así, se pasan la vida
-pensando, pensando-
Y así se va yendo la cosa mientras piensan
se les va escurriendo entre los dedos de las manos

y las gotas que caen sobre el suelo, que se zafan del vértigo
hacen
un río
y ese río, mis estimados
lamentablemente, es tan escuálido, tan infértil
que se termina perdiendo entre las piedras, la tierra;
causalmente,
se evapora

Otra cosa que también es cierta, es que el agua
tiene tres fases…
Todo vuelve
todo vuelve
Así
como el fuego genera calor, luz, agua y humo
esas aguas y humo generan ácidos
el ácido, e v e n t u a l m e n t e
se neutraliza con una base
y nace una sal, y junto con ella
el agua revive, se manifiesta, renace de los opuestos
(como se manifiesta la energía que implica todo aquello)

II

Por otra parte,
esa misma agua que se regenera
e v e n t u a l m e n t e
pasa por sus tres fases:
Del hielo y la roca, al río
Del río a la tierra, a las manos, al mar
De la tierra-el sol-las manos, al aire
…Y siempre habrá noche.

Junto con la luna,
CAE EL ROCÍO.
©José Ángel Corona

Manifiesto: Pangea

Pangea se retuerce en nuestras entrañas
se contorsiona, se da la espalda, se rasca el pié
se mece en su cuna de fuego de roca fundida
y nos dice al oído

(Su tono de voz es muy hondo
y allá afuera hay mucho bullicio)
Nos dice las cosas
y nos agradece
que no guardemos silencio

- ¿Y qué hacemos cuando no sabemos que hacer, cuando no entendemos?
- Se pregunta y se guarda silencio como un niño impaciente.
- ¿Qué de la mente atrofiada de tanto sentido?
¿Qué, entonces, dime qué del que sabe y no hace nada para demostrar su mecanismo?
De las llaves del candado de cartón que cierra las sogas de paja, que se perdió entre las palmas de las manos de quien las sostenían; finalmente, el agua pudrió las cuerdas. ¿De qué está hecho un río, entonces?
- Un río está hecho de las rocas, los mares y los seres que se alimentan de él.

¿Que no guardemos silencio?

Para qué el silencio si aún ni sabemos reconocer los colores

Preferimos, en su caso,
soldar con plomo las ventanas.

©José Ángel Corona

Una respuesta en Cinco parrafos distintos:

***

Si se pensase en última instancia que el dedo que hace rato se había cortado, con saliva sanó, a pesar de toda la sangre y de la tierra, entonces, ¿que decir del ojo que percibe colores que no puede describir? Decir sería poco, sin saber nada de la luz que se esconde en todas las cosas. No se puede decir nada.

***

Las conchas de chipichipis que cuelgan del collar de la mujer que los comió: los agarró de la playa al atardecer, les echó sal y limón, y ¡Listo! Se los comió y con sus conchas se hizo un collar que carga siempre. Habrá que preguntarle a ella cómo los chipichipis saben a colores (depende de las manchas rojas que tengan encima)


***

Suenan los cascos de los caballos que pasan por la calle, y dejan sus marcas en las piedras y el asfalto fresco. Suenan como lamento, como un grito que se aferra al aire. Peor suenan los infelices, nunca parece que se están desboronando mientras caminan, y sus huellas duran tanto como las de los felices. ¿Y quien no va ser feliz? El pelo queda suavecito; los champús ahora vienen con sábila y avena. Lástima que el frasco dura tantos años por acá. Que mal, el plástico es muy duro; ahora, ya ni las bacterias pueden comer bien.


***

El eucalipto refleja el calor fuera de la madera como un rojo incipiente en sus hojas y flores y brotes. El marsupial se las come. Al marsupial le gusta el calor, más si hace frío en Australia. El sombrero de cuero de vaca con dientes de caimán del biólogo que lo estudia, lo confirma. Sus cálculos con pedazos de marsupiales muertos,
lo confirman.


***

Los murciélagos son ratones con alas. Por eso, ahora los túneles de las autopistas se hacen con caritas felices que dicen Buen viaje, regrese pronto; así, no chocan tanto con los parabrisas las pobres criaturas, y no hay tantos bichos pegados al parachoques. Los ingenieros se dieron cuenta de que el movimiento ondulante de la luz de neón de la sonrisa evita tantos accidentes. Ahora la gente choca ¡feliz!, como en la feria en los carritos chocones.


© José Ángel Corona