Elena es una bruja: ella lee los ojos y
las manos; y de vez en cuando, estafa a cierta gente.
Una vez, en su cubículo del mercadito,
le leyó los ojos a la esposa del gobernador: Le dijo que se ganarían la lotería
y que se irían a vivir a Miami a final de año; pero, que cuidado con los cocos y el sol. La esposa del gobernador se fue
satisfecha, saboreando el olor a calle de un país extranjero, imaginando las
noches de cócteles y fiestas en la playa y coñac y cenas y gente extranjera
caminando por las calles de aquél país y todo aquello. Elena, la veía salir de
su cubículo, caminando por el pasillo del mercadito. La veía pasar por la
tiendita de flores, mientras decía, susurrando, al ritmo de los pasos de
aquella mujer: Que-le-plin-ca-ta-plás-qui-ti-plás-con-gó.
Y listo, Elena cambiaba el número de lotería ganador que llevaba en el bolsillo
aquella señora(1). Tarareando una melodía, mientras limpiaba con un
trapito la mesa de madera de su minúsculo cubículo; burlándose, haciéndole
muecas con el culo,se despedía de la embaucada mujer.
Al salir, ella cierra su tiendita y murmura
una oración, mientras hace gestos con las manos para proteger -en igual orden de
importancia- su altar; sus ramas; unas figuritas con muchos colores; muchos
trapos; la mesa con tres sillas y un compás con escuadras(2). Ella
cierra y se va por el pasillo del mercado. Cruza, baja unas escaleras, camina
otro poco y sale por una puerta escondida y mágica que hizo especialmente para
ella, pues da a la calle de atrás y por ahí pasa el trolebús que la lleva hasta
su casa.
Mañana temprano, Elena irá al río. Al
fin va a hacer su ritual del agua clara. Esta
noche se bañará con sales de mares muy raros. Prenderá inciensos. Se echará
miel como si fuera crema para la piel, en todo su cuerpo. Ella saldrá a su
azotea por última vez y bailará desnuda y cantará y hará unas ofrendas de
flores con frutas y leerá las estrellas y se lavará con agua de rosas toda la
miel de su cuerpo. Ella, hinchada en plenitud, esta noche soñará con todas las
cosas que la apasionan y que la hacen ser una bruja(3).
Pasado mañana, Elena irá a su tiendita.
La cerrará y se despedirá de toda la gente del mercadito. Les dejará lindos
regalos. Se irá a vivir lejos, a la costa. Ella dice que un día, pronto, retornaré al mar de donde salen todas las cosas. Ya
no leerá ni los ojos, ni las manos de la gente: se dedicará a la agricultura;
sembrará cambur, cacao y yuca; le hará nidos a los pájaros y recolectará miel.
Así de hippie es Elena.
Así de hippie es Elena.
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(1). La esposa del gobernador nunca ganará ninguna lotería, pero igual
irá a vivirse a Miami con su –en poco tiempo- millonario esposo; a tomar agua
de coco y a cenar en restaurantes patrióticos para sentir un poquito de
nostalgia y a beber coñac en bares extranjeros y a comprar en centros
comerciales y a broncearse en cubículos solares, ahora hechos a prueba de
terroristas y rayos ultravioleta. Dos cocos misteriosos les partirán el cráneo
al exgobernador y a su esposa, mientras duermantomando el sol, bajo una
palmera, en una tal Palmbeach, dos meses luego de haberse mudado a Miami.
(2). A veces, Elena le lee el futuro a parejas. En otras ocasiones, la
gente indecisa va acompañada para, tú sabes, por si las moscas, entonces ahí la otra silla. En cuanto al compás
y las escuadras: Elena, en su tiempo libre, es una arquitecta entusiasta.
(3). Elena prefiere autodenominarse como alguien que habla con el viento. Los brujos, dice ella, son
como esas personas que sólo saben cocinar lo que estánleyendo en una receta.